11 septiembre 2010

ZAMOUR in one HOUR

Javitucci os relata la aventura Zamorana:

CRONICAS ZAMOURANAS

Habíamos cargado la furgo, incluyendo el balon de Volley (Por si acaso). Estas historias empiezan a mediodía. Aunque la hora de partida se fije a media mañana, invariablemente siempre partimos a bordo de la furgoneta de Eddi Jazz con una sensación de que, pronto será preciso parar a comer. A veces, sucede en la primera estación de servicio con zona de picnic. En esta ocasión, alargamos la parada casi una hora tras pasar Benavente y un desalentador “asador” con pinta de decorado de “La matanza de Texas”. Cómodamente sentado en la sombra y saboreando un trozo de empanada, Sky Solomon Jr. se preguntaba qué habría sido de los diferentes miembros de la banda, que acudían a Zamora en variados medios y circunstancias, cual peregrinación Jacobea. Con los Bross. viajabamos Lu Gottí y yo mismo. Taca salía de León horas mas tarde para llegar justo a la prueba de sonido, seguramente con su tradicional intención de pasar de camino por Villablino por la pala. Estepario, de vacaciones con su novia, se acercaba en coche desde San Rafael. Carla Sevilla, en analogía, desde Barniedo (León) y una lujosa sección compuesta por Paco Ribbons y Guiseppe Gallis, en tren desde Madrid.

Decidimos llamar a Estepario para comprobar si había llegado al hostal. La palabra “hostal” produjo reticencias, sobre todo en Gotti, contrario a estos alojamientos. La experiencias de Cocentaina y Elche, aunque lejanas, habían calado muy hondo en la memoria Solomónica, pero solo la declaración de propio Estepario acerca de que “acababan de sacar un muerto” del hostal avivó el recuerdo y nos sumió en una preocupación que se vio agravada por la siguiente llamada de comprobación al mismo informante que, lejos de gastarnos una broma, amplió el cuadro con la descripción de la llegada de la Policía y otros detalles cruentos.

-“Lo que me gusta de Solomones, es que siempre pasan cosas”, le dije a Gottí. La tarde no acaba de empezar.

En este estado de resignación Chejoviana nos dirigimos a la capital.

Al llegar al alojamiento en cuestión, comprobamos que el sitio cumplía y superaba todos los requisitos para ser declarado oficialmente “Cocentaina” y Sky se ocupó en la tarea de alojarnos en un tres estrellas cercano, llamando al promotor, Kike. Pero la segunda bomba estaba a punto de caer.

Eddi había ido a buscar a la estación de tren a Paco y Gallis, pero éstos no se bajaron. Al parecer, las puertas no se abrieron, obligándoles a continuar marcha hasta Puebla de Sanabria, donde el mismo Eddi, cual trabajo de Hércules, les recogería, habiendo recorrido unos 120 kilómetros.

En estado de suma confusión tomamos rápida posesión de nuestras habitaciones y acudimos a la prueba de sonido.

Balborraz es una calle preciosa, retorcida y estrecha, cuesta abajo desde la Plaza Mayor, flanqueada por delicados edificios modernistas, iluminados para la ocasión, y bodegas particulares en los bajos, lo que le confería a la escena un aire de teatro operístico. Improvisamos un repaso de los temas, esperando que los retrasados llegasen sin contratiempo, cosa que ocurrió sobre la hora prevista. Así fue como, por fin, la banda tocó un par de temas, antes de la actuación.

Eran sobre las diez en ese momento y el concierto se celebraría en una hora por lo que el sagaz Kike nos había preparado un estupendo ágape en la cercana bodega de unos amigos, que nos recibieron jubilosos con sangría fresssca en jarra de barro. Uno de ellos no dudó en cantarnos unas coplas étnicas, del tipo “A la luz del cigarro”, pero a estas alturas y habiendo pasado tantas tribulaciones, lo tolerábamos hasta el punto de sentirlo entrañable. Cada cual fue a prepararse y “arreglarse” para el concierto, mientras los del sonido discutían entre ellos por la causa de que el generador de corriente saltase constantemente. Una cosa mas que hacía peligrar el normal discurrir el evento que, por saturación metal, no nos afectaba en absoluto.

Saltamos al escenario al caer la noche y esto resaltaba aun más la belleza del mismo. El público directamente sentado en el suelo, contemplaba atónito a un Eddi que, ataviado con sus galas, pronunciaba su tradicional discurso de bienvenida.

El concierto resultó bien. Sólido, muy funk. Por parte de la banda, mucho oficio. Sky, visualmente muy poderoso y muy fuerte en la voz. Carla, muy bien. Los metales, genial: Dos monstruos que suenan como diez. Eddi, vivaracho y gran “gomoussa” final, con inéditos pasos, en el momento de más júbilo de la banda y del público, el cual se mostró muy satisfecho en todo momento. Dos bises, muchos aplausos y la sensación de haber divertido y convencido.

Solo quedaba una satisfactoria “essspanssshiva” post-concierto, que disfrutamos sabiendo que en Zamouura, vivimos una alocada y memorable jornada.

Javitucci

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para completar el asunto:
http://www.youtube.com/watch?v=tTgUCZ8s_es